El engaño como motor político. Astucia, lo llaman en Junts

En Ferraz andan confusos con Junts. También entre los otros socios del Gobierno. Tanto es así que ayer abrían los periódicos con este titular: “El descuelgue de Junts en los cambios a la amnistía provoca malestar al Gobierno y a sus socios”. Las claves de lo que está pasando, como casi siempre, se pueden rastrear en la comunicación.

Nos hemos acostumbrado a que los acuerdos a los que llega el PSOE con Junts acaben siendo opacos. La sociedad parece haber comprado a sus responsables políticos que las conversaciones tienen que ser muy discretas y que por eso acabamos sabiendo poco de lo que realmente pactan.

Pero tirando del hilo de la opacidad nos encontramos con otro aspecto de calado mucho mayor. Mientras que durante los gobiernos convergentes de Pujol los pactos que hacía con el partido que gobernaba España eran muy transparentes, los pactos de Junts son opacos. En el caso de Pujol le interesaba la transparencia para mostrar cuántas competencias y cuánto dinero se traía para Cataluña. Lógico. ¿Por qué entonces Junts no actúa así? No lo hace porque hay una gran brecha entre las gesticulaciones grandilocuentes y los propósitos que persigue (finalmente el referéndum y la independencia de Cataluña de España) y los resultados que obtiene de estas negociaciones. Si transparentara el botín sus responsables políticos podrían quedar retratados como traidores frente a sus votantes (enardecidos por las soflamas independentistas desde hace una década). Por eso son opacos con los resultados.

Pero todavía hay otro aspecto que apuntala esa percepción que tienen los partidos que negocian con Junts de ser un partido de poco fiar. Las bases de ese comportamiento las puso Artur Mas hace diez años cuando defendió la bondad de la astucia en la negociación con los responsables del Gobierno español. Dijo exactamente estas palabras: “El adversario al que nos enfrentamos es mucho más poderoso que nosotros. Y David no venció a Goliat porque fuera muy fuerte, sino porque era muy astuto y muy hábil. La determinación de las dos cosas: fuerza -determinación, valentía, coraje- y, al mismo tiempo, habilidad -que quiere decir el modo de hacer las cosas, de encontrar los caminos correctos- es la que puede llevar a que el que tenga menos fuerza, de tanto en tanto, salga con la suya”. Más allá de comparación incorrecta entre la actuación política de Junts y el episodio de David y Goliat (David no engaña continuamente a Goliat, usa su inteligencia) la declaración de Mas resulta importantísima comunicativamente porque significa que se pone el engaño como motor de la política. Imagínese usted a un político de otro país avisando de esta actitud en cualquier negociación internacional con una potencia extranjera. La astucia es, en resumidas cuentas, engañar al negociador “español”. De ahí, de ese normalizar el engaño, vienen los microsimbolismos, viene poner ponsetias amarillas de fondo en las entrevistas con Sánchez, por ejemplo. De ahí viene esta estrategia de engaños controlados, de verdades a medias y de requiebros de última hora propios de Junts y que desquician a quienes con ellos negocian.

No olvidemos dos cuestiones sobre estas astucias, dos cuestiones que permiten entender desde la comunicación lo que sucede estos últimos años y lo que sucederá durante la legislatura.

  • El primer movimiento de la astucia es la gesticulación desbocada y la remisión a las afrentas históricas. Este primer movimiento pone en guardia al “adversario” (en lenguaje de Mas) de que viene un rival duro y también, en clave interna, enardece a los votantes propios.
  • El segundo movimiento tiene que ser siempre la opacidad, puesto que los resultados de las negociaciones acaban siendo siempre a la baja y hay que esconder la realidad obtenida como la bolita de los trileros. Si hay opacidad, el representante de Junts puede explicar lo que quiera, que no habrá nadie que lo vaya a rebatir en el corto plazo (el “adversario” tampoco, mientras vote a favor de sus intereses en la Cortes).

Sobre este asunto de la astucia, convertida en engaño político, no hay que olvidar un aspecto de fondo que resulta fundamental para entender la situación. A la Convergencia de Pujol le importaba la gobernabilidad de España porque consideraban que si le iba mal a España también la iba mal a Cataluña, pero a los políticos de Junts España les trae al pairo. Como no se sienten identificados con España, acaban creyendo que España y Cataluña no son vasos comunicantes.

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