Xavi Hernández piensa que irá al cielo

El Barça que entrena Xavi Hernández ha hecho solo media docena de partidos buenos en dos temporadas, o, por lo menos, eso es lo que dicen los que saben de fútbol. El mejor partido de Xavi parece ser que fue la final de la Supercopa de 2023, contra el mismo rival, el Real Madrid, frente al que hizo el ridículo hace solo unos días. ¿Cómo puede haber cambiado tanto un equipo en un año? El secreto está en la comunicación.

En las ruedas de prensa Xavi repite que se está más cerca del éxito que del fracaso. Reitera que ellos entrenan todos los movimientos del contrario pero que en los partidos los jugadores parecen no interpretar bien las situaciones. Así semana tras semana, decepción tras decepción. Xavi, uno de los mejores jugadores de la historia del Barça, repite en esas ruedas de prensa que él es fiel al estilo y quiere seguir siéndolo. Lo cierto es que quienes analizan los partidos -antiguos jugadores, entrenadores y estudiosos del fútbol- no acaban de ver el estilo del Barça por ninguna parte. Tampoco ven que los jugadores estén interpretando una partitura repartida por el entrenador. Parecen, dicen, perdidos, confusos.

¿Cómo puede ser que la realidad que ve Xavi Hernández está tan alejada de la realidad objetiva que muestran los resultados que ha obtenido durante meses y de la percepción que tienen los analistas?
En psicología cognitiva hay un elemento muy interesante que se viene a llamar el sesgo del yo o sesgo personal. Este sesgo consiste en que solemos ser menos críticos con nosotros mismo de lo que lo somos con el resto. Sin querer, de manera inconsciente, los baremos de juicio que aplicamos a los demás los relajamos cuando los aplicamos a nosotros mismos. Tanto es así que en una macroencuesta que se hizo en Estados Unidos y en la que se preguntó a la gente qué personas creían que irían al cielo al morir (se preguntó por Michael Jordan, por Lady Di y por otros personajes conocidos) el 60% dijo estar seguro de que la hermana Teresa de Calcuta iría al cielo. Hasta aquí todo normal: la bondad de la hermana Teresa de Calcuta parece que fue difícilmente igualable. Pero resultó que el 80% afirmó que serían ellos quienes seguro que irían al cielo. Es decir, que la opción personal (yo iré al cielo) era la más votada y aventajaba incluso a la de Teresa de Calcuta.

Le propongo que rastree la comunicación de Xavi en las ruedas de prensa y compruebe ese sesgo personal.

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