En tu casa o en la mía: encuentro Sánchez-Feijóo

Me sorprendió el modo en el que el jefe de la oposición, Núñez Feijóo, aceptaba el encuentro propuesto por el presidente Sánchez. Eso fue lo que dijo en las Cortes: “Donde quiera. En Ginebra, no; en el Congreso de los Diputados. ¿Cuándo? El próximo viernes. ¿Y cómo? Sin soberbia, sin imposiciones y con un orden del día oficial”. Me sorprendió el modo en que Feijóo respondía a Sánchez porque utilizó los términos de un duelo. La manera en la que un hombre ofendido por otro (supuestamente ofendido, porque la ofensa está en el ojo del receptor y no siempre en la mano del emisor) le retaba en un duelo después de cruzarle la cara con un guante blanco: “¿Dónde? En el Congreso. ¿Cuándo? El viernes al despuntar el alba. ¿Cómo? A primera sangre”.

¿Por qué está ofendido Feijóo? me pregunté. ¿Será que todavía no ha digerido los resultados del 23-J? Ha pasado ya mucho tiempo (aunque el rencor no tiene fecha de caducidad en la tapa). Entonces se me ocurrió que tal vez ese duelo en la sombra que ha propuesto Feijóo (duelo para decidir poco, parece ser) tenía más que ver con los duelos que propuso D’Artagnan a Athos, Porthos y Aramis. Duelos para arañar algo de poder. Veámoslo.

Para entenderlo hay que hablar del principio de territorialidad. Todos los seres vivos nos encontramos más seguros y cómodos en un espacio (en uno o en algunos). Es la razón por la que mis estudiantes siempre se sientan en los mismos pupitres clase tras clase. Es la razón por la que lanzamos una toalla en la playa para tendernos. No es solo para no pringarnos de arena; es para indicar que aquellos son los contornos de nuestra propiedad fugaz frente al mar. Nadie la puede pisar. Nadie puede ponerse en ese sitio, porque, como colonizadores de nuevos mundos, hemos tomado posesión de esa tierra. Los ejemplos agotarían el espacio de este texto.

Estar en “tu” territorio no solo permite sentirse más cómodo, sino que cuando dos personas pueden proponer territorio quien impone el suyo es quien manda. Sin duda. ¿Dónde va usted a pedir un aumento de sueldo? Al despacho de su jefe, con lo que muestra quién realmente tiene el poder. Desde este punto de vista, negarle al presidente del Gobierno la potestad de decidir dónde se ve con el jefe de la oposición es como quitarle la corona al rey, porque son los cargos y los lugares los que materializan el poder de alguien. Los cargos y los lugares que tienen asignados son elementos que concretan ese poder.

Feijóo intenta, pues, con este último capricho, deslegitimar -una vez más- la figura del presidente.

Aunque, también hay que decirlo, la respuesta de Sánchez al duelo de Feijóo provocó la irritación del presidente del PP por su displicencia: “Pues nos veremos en el Congreso…para usted va la perra chica”. Y así convirtió la formulación de un duelo en una pataleta.

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